Parapuzosia; el gigante de los ammonites.

 

     Mucho se ha hablado ya sobre este tema, pero por su interés y la fascinación que provoca en el mundo de la Paleontología, y en especial en el de los cefalópodos, resulta de obligación hacer una mención sobre el mismo, acompañada de datos complementarios sobre el tamaño de los ammonites. 

 

     Hablamos de Parapuzosia seppenradensis. El ammonite más grande hasta hora conocido, y sobre el que a continuación vamos a comentar. 

 

Parapuzosia seppenradensis
Parapuzosia seppenradensis, 1,80 mts. de diámetro

 

     Los ammonites son cefalópodos fósiles que habitaron los mares y océanos desde el Devónico hasta su desaparición al final de Cretácico, hace unos 66 millones de años.

 

     Gracias a los fósiles que nos dejaron, hoy en día podemos conocer bastante información sobre los ammonites, aunque ésta nos llegue solo a través de sus conchas fosilizadas. Se conocen sus formas, tamaños, costillas, líneas de sutura, su hábitat, evolución, etc.

 

     En cuanto al tamaño, los ammonites van desde unos cuantos milímetros hasta varios metros de diámetro, si bien, lo que podríamos aceptar como tamaño "normal" es de hasta unos 25 cms. más o menos.

 

     En parte también se vieron afectados por el "gigantismo"  que desde el Jurásico Superior, afectó a varios grupos de animales, como los dinosaurios, que en algunos herbívoros, llegaron a alcanzar los 25 metros. 

 

     Respecto a los ammonites, se conocen ejemplares fósiles del género Lytoceras, procedentes del Tithónico (Jurásico Superior) que alcanzan el medio metro de diámetro, sin contar con la cámara de la habitación.

 

Lytoceras sp
Lytoceras sp, del Tithónico, con 45 cms. de diámetro

 

 

     En el Barremiense (Cretácico Inferior), aparecen ejemplares de ammonites heteromorfos, pertenecientes al género Ancyloceras, de tamaño considerable, hasta cerca de 1 metro. 

 

Ancyloceras expuesto en el M.U.P.E.
Ancyloceras expuesto en el M.U.P.E.

 

     Posteriormente, en el Cretácico, volvemos a encontrar ammonites de considerable tamaño, pertenecientes al género Parapuzosia. De hecho, el mayor ammonite conocido hasta la fecha es el Parapuzosia seppenradensis. 

 

Parapuzosia seppenradensis
Parapuzosia seppenradensis

 

 

     Tiene un diámetro de 1,8 metros, estando incompleto. Pertenece a la familia Desmoceratidae. Su tamaño real se estima entre los 2,3 y 2,5 metros. Fue encontrado el 22 de febrero de 1895 en una cantera cercana a Seppenrade, al sur de Münster (Alemania). Descrito por LANDOIS en 1895 como Pachydiscus seppenradensis, y posteriormente clasificado como Parapuzosia por NOWAK en 1913. El primer ejemplar encontrado, también en la misma cantera, tenía un diámetro de 136 cms. Vivió a principios del Campaniense, en el Cretácico Superior, hace unos 72 millones de años.

 

     En la actualidad existen varias réplicas de este ejemplar, repartidas por museos de todo el mundo, si bien el fósil original, se encuentra expuesto en las salas del LWL Museum für Naturkunde (Museo de Historia Natural) de Münster (Alemania).

 

Tamaño del ammonite respecto a un humano
Tamaño del ammonite respecto a un humano

 

     El nombre de Parapuzosia seppenradensis significa "similar a Puzosia", y la especia  viene dada por el nombre de un barrio, Seppenrade, en la ciudad de Lüdinghauisen, en Rhenania del Norte-Westfalia, en Alemania.

 

 

     Probablemente, Parapuzosia seppenradensis, proviene de la evolución de su antecesor Parapuzosia leptophylla, que con un tamaño aproximado de 1 metro de diámetro, también podemos considerarlo como ammonite gigante.

 

Parapuzosia leptophylla
Parapuzosia leptophylla

 

     Si bien se han descrito varias teorías sobre el desarrollo de este gigantismo, también es cierto que los paleontólogos no han llegado a un acuerdo sobre cuál es la causa principal del mismo, pues tan solo afecta a unos cuantos géneros y no a su totalidad, a su vez tampoco les supone ninguna ventaja que les hubiera permitido librarse de la extinción. 

 

     Una de las teorías propone que, además de por el cambio climático, algunos ammonites evolucionaron hacia un mayor tamaño con el fin de dificultar el poder ser devorados por los Mosasaurios, sus principales depredadores. Una concha más grande, lo pondría más difícil al Mosasaurio para morderlo y tragarlo, con lo que le daría una tregua al ammonite y le permitiría más tiempo para la reproducción y puesta, facilitando de este modo su supervivencia.

 

Mosasaurio devorando un ammonite
Mosasaurio devorando un ammonite

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