Los Ammonoideos son los cephalópodos fósiles más abundantes y conocidos también bajo el nombre común de ammonites. Con más de 1.500 géneros conocidos, despiertan el interés por la belleza de algunos ejemplares, por su importancia para datar estratos por ser muchos de ellos fósiles guía y por el enigma que mantiene su extinción.
Se dividen en los siguientes órdenes:
- Anarcestida
- Clymeniida
- Goniatitida
- Prolecanitida
- Ceratítida
- Phyllocerátida
- Lytocerátida
- Ammonítida
- Ancylocerátida
Los goniatites tiene la concha muy involuta con un ombligo muy pequeño. Las líneas de sutura tienen forma característica en zig-zag.
Son propios del Paleozoico.
Los ceratites aparecen en el Triásico y tienen su forma moderadamente evoluta con sutura de líneas redondeadas con dientes.
Los phylloceras, lytoceras y ammonites presentan líneas de sutura muy compleja, con sillas y lóbulos. Los phylloceras tienen concha muy involuta con ombligo
pequeño.
Los lytoceras son evolutos y su concha presenta un desarrollo tangencial.
Los ammonites, tienen una gran variedad de formas tanto en el desarrollo de la concha como en sus líneas de
sutura.
Llaman la atención por sus formas variadas los denominados heteromorfos, que presentan formas desenrolladas en los que la espiral no se toca; ejemplos pueden ser los
hamites, crioceratites, baculites ...
Los ammonites son conocidos a partir del Devónico, y desaparecieron al final de Cretácico. Sigue siendo una incógnita si su
desaparición guarda alguna relación con la extinción de los dinosaurios o fue por causas distintas. Últimos descubrimientos apuntan a que el posible impacto de un meteorito al final de Cretácico
pudiera provocar la desaparición del placton marino, y como consecuencia de éste, la extinción de los ammonites por falta de sustento alimenticio.
No se tiene suficiente información sobre la forma que presentaban sus cuerpos, pues no se ha podido descubrir restos del cuerpo blando fosilizado. Pero podemos mantener la teoría de que tuvieran un cuerpo muy parecido al de los actuales nautilus, ya que el hecho de pertenecer a la misma clase Cephalópoda, y tener una concha externa de características similares, aporta una gran probabilidad de que presentaran bastante semejanza, sin descartar el posible parecido con otros cefalópodos.
Su concha se divide en cámaras o septos. La pared que separa estos septos se denomina línea de sutura, siendo ésta la característica fundamental para su
clasificación por especies. Se divide en dos zonas: el fragmocono, que corresponde a la parte tabicada, y la cámara interior, que es la habitación del cuerpo blando, y forma la parte exterior de
la concha. Las cámaras que forman el fragmocono eran utilizadas para controlar la flotación a través de unos gases que expulsaba el animal.
Diferencias entre las líneas de sutura de los ammonites, ceratites y goniatites:
Las líneas de sutura pueden ser simples, en el Paleozoico, o complejas, en el Mesozoico.
Su tamaño varía desde unos milímetros hasta cerca de 2 metros, como en el caso del Parapuzosia
seppenradensis.
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La forma de la concha es importante ya que nos facilita su clasificación y de ella dependen características como la velocidad de natación. La mayoría suelen ser
formas enrolladas, si bien en el Triásico y sobre todo en el Cretácico aparecen las formas desenrolladas o heteromorfas. También tienen importancia la sección de las mismas y las costillas con
sus ramificaciones. La gran variedad de formas que los ammonites han presentado en sus conchas nos han llevado a clasificar éstas en las siguientes clases:
Acceso al catálogo de ammonites, clasificados estratigráficamente: